Imagen: Miró "El ala de la alondra aureolada de azul de oro
llega al corazón de la amapola adormilada sobre
el prado engalanado de diamantes", 1967
De rojo quiero verte llegar,
de repente, como una ilusión,
feroz como la luz,
como el recuerdo
de tu voz.
Ahí, donde estás tú, nace mi libertad.
El alba clara y la bruma,
las noches de luna
y las palabras ajenas.
La ribera dulce de tu encanto,
el espanto y la risa loca de mi
primavera.
Hay que ser una amapola
Para rozar el cielo.
Y ahogarse con colores nuevos
para cruzar un vuelo.
Hay que ser tú para entenderme
un poco.
Para mimar el viento
con el pensamiento,
para escuchar la lluvia
desde adentro.
Si, te sonríen siempre las amapolas. Y en esa sonrisa se puede volar y rozar el cielo con tu poema.
ResponderBorrarSaludos enormes, Clara. Que estés bien.
Se sienten caer las gotas de lluvia, desde adentro el sonido cristalino de tus letras, siembran amapolas.
ResponderBorrarY yo, te dejo mi cariño de siempre, Clari.
Cuídate mucho
Feroz como la luz.....
ResponderBorrarAhí, ahí me quedo...
Besos.