Imagen: "El sentido del rojo", Clara 2012
Se me
puso una amapola en el pecho,
con un
soplo de luna en la sonrisa.
Mira el
mar y se viste de rojo,
respira
la vida
y canta
una canción llena de esquinas.
Me
cuenta de los nombres del destino,
se
aleja del mundo y me mira,
quiere
que llore por ella
lágrimas
rojas.
Porque
las flores sufren la soledad
de las
excusas y nos miran a los ojos
con
muda amargura.
Amapola
de noche baila desnuda
cubriendo
de pétalos la verguenza
de
saberlo todo.
Ella
escucha la distancia surreal
que
hila la palabra y mancha
de rojo
la sed
en las
paredes muertas.
No
parece un paisaje marino,
ni un
jardín, ni un espejismo
este
extraño sueño que ensucia
el suelo
de rojo.
No te
vayas así Amapola,
a las 5
de la tarde de un tiempo metálico.
Lloraré
todo el rojo de un sueño,
te
abrazaré de mar, te abrigaré de cielo,
Amapola
mía.
Lo sé
que la memoria sabe a invierno,
lo sé
que hace frío y que sigue apagando el mundo
todo el
tiempo.
Entonces
es así. Inquieta llama.
Vístete
de un Mayo que te guste, Amapola
y
píntame de rojo la mirada.
Los sueños son caprichos de la mente y no es preciso comprenderlos y no es posible retenerlos, sólo disfrutarlos...
ResponderBorrar¡parecen tan reales!.
Un saludo
El reflejo rojo de las amapolas pincela tus mejillas de un rojo inmenso, vivificante, rotundo.
ResponderBorrarAbrigar de cielo a quien se sueña es abrigar con todo el amor posible de unos inmensos brazos que alcanzan hasta las emociones más sutiles.
Esa sensación de ahogo, ese llorar lágrimas rojas, ese saber y mirar mudos, te indica que quiere tu pasión. Tu agónico sueño te llama para percibir la belleza, para saberte querida y admirada. Para ser una sencilla, delicada y elegante amapola.
Magnífico y sentido poema, Clara.
Un fuerte abrazo, querida Clara.
Me gusta mucho,pero mucho.
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